De Amaranta a Laila
Desde Gabo hasta Clapton
En el Sur de
Francia y el Norte de África hay señales con los nombres de Niza y Marsella, ciudades ambas como polos de un corredor regional a la orilla del Mediterráneo llamado Côte de D'Azur -del lado francés-; y, Argel, Túnez, Marruecos en el Norte de África -formando una unidad cultural- refieren a Estados Nacionales de poblaciones árabes, y, dispersos entre éstas, un pueblo sin estado al que se conoce con el nombre de Bereber o Cultura Tamazgha, y que también, como los árabes, son musulmanes.
Desde 1972, todos estos puntos, manchas humanas, ciudades y pasiones -índices cardinales de un escenario almacenado en el alma- son geológicas imágenes del nombre de Laila yacimiento profundo de amor y erupción de la poética de mi espacio existencial.
El primer momento del afloramiento de mi conciencia de tal poética fue en 2006, cuando, sin reflexión ninguna, la Amaranta de Gabo se transmutó en Laila, personaje femenino de un cuento de amor árabe del siglo VII que inspiró a Clapton cuando compuso, en 1972, Laila. Clapton la cantó por primera vez en público, el mismo año que yo viajé a Túnez sin que, entonces, yo tuviera la mínima idea de la letra, ni mucho menos de la historia que dio lugar a la composición. La música, en cambio, la reconocía desde entonces porque a mi hermano Julio le gustaba mucho, pero estaba tan embebida con la Nueva Trova Cubana y Los Beatles que de esa época, Laila, solo quedó como un eco musical de los años que siguieron al movimiento estudiantil de 1968.
Sin embargo, el 6 de enero del 2006, manejando mi auto rumbo al registro civil de San Cristóbal de Las Casas -uno de los pueblos mágicos más bellos de México- en compañía de mi hija Valesa y mi nieta de escasos 5 meses de nacida a la que sus padres le habían llamado Amaranta, -en la mejor dimensión de la soledad y el desamor de Gabo- Valesa, ya sin Rodrigo, me preguntó con la mirada fija en las montañas del sur:
Y sin pensarlo le dije con una especie de candor infinito en mis inconscientes imágenes poéticas: -Laila. Le contesté sin dudarlo. En esta invocación de ese hermoso nombre se traslapó en un instante, toda la poética de mi espacio vital tejido en una trayectoria fenomenológica que había recorrido un sinuoso camino de piedritas en mi inconsciente:
De Gabo hasta llegar a Clapton.
Y para reconstruir cómo hice ese viaje, tuve que imaginarme a mi misma acariciando la tersa piel de la cartografía
dulces
a flor de superficie
sublime
infinita
eterna
eterna
en la rítmica
musical
de manos intensas
palmeando
hasta silenciarse
justo al alba.
hasta silenciarse
justo al alba.
Hechizo de planisferio de ondas en mi recuerdo que exhalo al suspiro micro cósmico de parlantes bereberes en verde claro [como tus ojos] de la Kabylisch
Antes de volar a La
Tunisie desde Niza, mi vida era una pinturita triste donde aprendí, aparte de francés, mucho más de desamor, racismo, clasismo, machismo, sexismo amén del resto de las pestes discriminatorias; en Francia, yo misma era Amaranta, ese personaje femenino de Gabo sobre el que caían, implacablemente como la lluvia,
Cien Años de Soledad.
.....uno de los pueblos medievales más bellos de Francia, ubicados al Oeste de Niza sobre la Côte D'Azur, el día 10 de noviembre de 1971 día del cumplimiento de mis 23 años y
llovía
llovía
Cien Años de Soledad.
Sólo tuve dos amigas y las veía sólo cuando estábamos en
la Facultad de Letras de la Universidad: una se llamaba Tina, colombiana con la que me senté en una cava de Saint Paul de Vence....
.....uno de los pueblos medievales más bellos de Francia, ubicados al Oeste de Niza sobre la Côte D'Azur, el día 10 de noviembre de 1971 día del cumplimiento de mis 23 años y llovía
llovía
frío
frío
Mi otra amiga era japonesa, Yoko que no hablaba ni inglés ni castellano, y yo le traducía del francés al francés a la pobre, tan perdida de amor en la tierra de los franceses como yo.
Mi otra amiga era japonesa, Yoko que no hablaba ni inglés ni castellano, y yo le traducía del francés al francés a la pobre, tan perdida de amor en la tierra de los franceses como yo.
Tina, Yoko y yo
parecíamos hojas otoñales a merced de nuestros recuerdos en diversos puntos cardinales.
Hubiera sido sensacional conocer en Niza
a Richard Galliano y que me tocara con su acordeón
Les Fellies Mortes, las mismas me habían arrastrado
durante el otoño a lo largo de la Côte d'Azur.
Cuando yo viví en Niza, Galliano estudiaba en el Conservatorio y tenía, igual que yo, 23 años, y lo hubiera podido conocer en mis caminatas de punta a punta de la ciudad para llegar a la universidad desde el lugar donde la hacía de au pair
que no es otro oficio más que el de
"criada" en castellano de Castilla -y con más precisión- de Isabel la Católica y sus alrededores término aplicado a la servidumbre novohispana.
que no es otro oficio más que el de "criada" en castellano de Castilla -y con más precisión- de Isabel la Católica y sus alrededores término aplicado a la servidumbre novohispana.
[pero yo no era Rosa Salvaje
ni de los músicos ni de los académicos
y menos de los poetas del 68
aunque al poeta de Orhan Pamuk en Nieve
le hubiera parecido una personificación sin maquillaje de Verónica Castro en Kars -al noreste de Turquía- después del asesinato del alcalde, las inminentes elecciones y la amenaza del terrorismo...kurdo]
y menos de los poetas del 68
aunque al poeta de Orhan Pamuk en Nieve
le hubiera parecido una personificación sin maquillaje de Verónica Castro en Kars -al noreste de Turquía- después del asesinato del alcalde, las inminentes elecciones y la amenaza del terrorismo...kurdo]
Y despavorida de tanta soledad me arraqué a La Tunisie un 23 de junio de 1972,
día que nació Zinédine Yazid Zidane (en árabe: زين الدين يزيد زيدان), un afamado jugador francés de futboll -de padre berebere y madre francesa judía- que perdió la Copa Mundial porque un jugador italiano lo insultó con el término más ofensivo con el que los franceses trataron a la población francesa que vivía en el Magreb, y Zizou -como le dicen a Zidane- le dio un cabezazo en el pecho y lo tumbó.
Dos meses antes de que me animara a largarme de Francia rumbo a Túnez, Madam Vulain me corrió de su bello departamento ubicado en la zona más exclusiva de Niza desde donde se ven los restos romanos y el mar con insultos raciales y ofensivos que no repetiré, y la única que me aceptó en su departamento que estaba en el centro de la ciudad, por una modesta suma fue una "pied noir" llamada
Madam Lascard: francesa judía
que había vivido los 8 de años de la ignominiosa Guerra de Argel, y luego la habían tirado como basura en Marsella junto con más de un millón de repatriados a los cuales los franceses recibieron a pedradas.
......y una noche cualquiera, cuando ella no cesaba de hablar sola en la obscuridad de la noche y aflojarse
los dientes con sus uñas se paró de desesperación y sin prender la luz dijo quedito:
¡¡Sale race!!
Como yo dormía en una vieja chaise longue, como Madam Lascar le decía a un viejo diván que estaba en la sala de su departamento, de
súbito en la obscuridad me dijo:
Madam Lascar: Vous
savez quand je me suis arrêté de croire en Dieu
Reyna-………………no (eso es quedito)
Madam Lascar: Quand
Charls de Gaulle est mort dans son lit
Reyna…………
Madam Lascar: ¡¡¡¡¡Sale Race!!!!
……“Raza Cochina” (Sale Race, los impertérritos musulmanes),
Y atiné, con ese impulso de
imagen inconexa con la realidad a recrear una segunda dimensión de los musulmanes que decidió mi
huida a La Tunisie cuando después de una
arqueología lingüística le di en mi conciencia una segunda significación a la palabra
diván, y lo he tenido presente el resto de mi vida porque diván, en castellano significa
“colección de poemas en
árabe" .
Iba a tomar un tren que me llevaría a Sousse pero perdida en los andenes lo detuve para preguntarle: ¿Et le trai pour y allé a Sousse?
Era de estatura mediana, su pelo ensortijado, sus ojos verdes -en ese momento enrojecidos- y sus mejillas pigmentadas. Portaba una gabardina negra que le hondeaba con el viento que corría en los andenes de los trenes.
Y lo seguí, y me apretujé en el vagón sin un solo asiento libre y me senté frente a él en el reposabrazos de un asiento.
Él justo enfrente de mí, del reposabrazos contrario, y me preguntó a rajatabla:
Era de estatura mediana, su pelo ensortijado, sus ojos verdes -en ese momento enrojecidos- y sus mejillas pigmentadas. Portaba una gabardina negra que le hondeaba con el viento que corría en los andenes de los trenes.
Y lo seguí, y me apretujé en el vagón sin un solo asiento libre y me senté frente a él en el reposabrazos de un asiento.
Él justo enfrente de mí, del reposabrazos contrario, y me preguntó a rajatabla:
-Quelle langue parlez-vous?
-Espagnol, respondí.
-Allors de quelle partie de L'Espagna êtez-vous
-Moi, je suis Mexicaine.
Terminé haciéndole un mapa de la ruta que siguió Cortés para conquistar México...cosa que le pareció más inverosímil que mi propia presencia, porque él siendo tunecino berebere, hablaba francés porque Túnez había sido colonia francesa, hablaba berebere en su casa porque era descendiente de bereberes; árabe en la calle con sus amigos; y, francés, en los bancos, en las escuelas y con la policía, que para todo pedía el carnet de identidad en la calle a los propios tunecinos. También impartía clases en francés porque era profesor en una secundaria para mujeres.
Nos bajamos en Sousse. Compró un montón de naranjas y nos sentamos en la acera de enfrente de la salida de la Estación, y comenzamos a pelar las naranjas y a comer gajo por gajo de la naranja más dulce que he comido en mi vida.
Y, de repente me dijo, casi al oído:
-No vayas a Dyerba.
Ven conmigo a Mahdía
-Espagnol, respondí.
-Allors de quelle partie de L'Espagna êtez-vous
-Moi, je suis Mexicaine.
Terminé haciéndole un mapa de la ruta que siguió Cortés para conquistar México...cosa que le pareció más inverosímil que mi propia presencia, porque él siendo tunecino berebere, hablaba francés porque Túnez había sido colonia francesa, hablaba berebere en su casa porque era descendiente de bereberes; árabe en la calle con sus amigos; y, francés, en los bancos, en las escuelas y con la policía, que para todo pedía el carnet de identidad en la calle a los propios tunecinos. También impartía clases en francés porque era profesor en una secundaria para mujeres.
Nos bajamos en Sousse. Compró un montón de naranjas y nos sentamos en la acera de enfrente de la salida de la Estación, y comenzamos a pelar las naranjas y a comer gajo por gajo de la naranja más dulce que he comido en mi vida.
Y, de repente me dijo, casi al oído:
-No vayas a Dyerba.
Ven conmigo a Mahdía
Era casi medianoche y susurrábamos en la
obscuridad de un cuarto de albergue con casi todas las ventanas rotas; tú en la litera de arriba;
yo en la de
abajo, y a 12 horas de habernos conocido en los andenes del tren que me llevaba
Mahdía dormía a la orilla del
Mediterráneo una noche de junio de 1972, cuando llegamos juntos una vez que acepté su invitación para asistir a una reunión de jóvenes cineastas tunecinos, en lugar de meterme a las dunas y a los oasis de la Isla agarrada de un hilo al continente africano.
Tu voz sonaba por las ventanas
rotas,
como sonó tu voz al asomar la cabeza a la litera de abajo
en un cuarto de albergue, y dijiste en un sensual susurro:
“¿Est que je peux y allez?"
guardando discreción con los otros 42 chicos
que estaban allí hospedados
en los otros cuartos...mi voz sonó delgada:
-Oui.......
Yo vestía una piyama de franela; y, al saltar, te
sentaste inclinado en la litera de abajo y sacaste una toalla de tu maleta y te
limpiaste los pies antes de entrar a la cobija. Y quedito me pediste que te
cantara una canción en mi lengua.
[No tengo la menor idea del por qué elegí la siguiente pieza a media noche]:
Usted es el culpable
De todas mis angustias
Y todos mis quebrantos
Usted llenó mi vida
De dulces inquietudes
Y amargos desencantos
Su amor es como un grito
Que llevo aquí en mi sangre
Aquí en mi corazón
Y soy aunque no quiera
Esclava de sus ojos
Juguete de su amor
No juegue con mi pena
Ni con mi sentimiento
Que es lo único que tengo
Usted es mi esperanza
Mi única esperanza
Comprenda de una vez
Usted me desespera
Me mata me enloquece
Y hasta la vida diera
Por vencer el miedo de
besarlo a usted
Música de Gabriel Ruiz, tapatíoletra de Antorio Zorrilla, yucateco:
-¿Q'est que voulez-vous dire avec le professeur?
Me dijo quedito…
Me dijo quedito…
....y, yo no entendí de dónde venía la pregunta de qué quería decir yo con la palabra profesor? Y como me sintió confundida, repitió y repitió
usted, usted, usted…
Vous l’avez dite beaucoup de fois.
Mi voz sonó fuerte
¡Oui!
“Usted” ce le mot «vous» en castillian qui personnifie la dernière chance pour l'amour dans la vie.
Hizo un largo silencio y luego dijo:
J'ai bien compris
Se incorporó y tomó de su maletita un cuadernito y apuntó:
"le mot en arabe ‘ustadh [أستاذ]
on castillan
comme Reyna m’a dit que s’appelle ça langue,
signifie
un maître d'école de filles comme je suis-
[Luego entonces,
“Usted” en árabe
significa maestro,
de aquí que
el árabe
a los hispanoparlantes
les borró -a fuerza de sincretismos trasnochados-
el voseo por la vía de reverenciar a todo mundo como
maestros.
La resistencia al Usted de los árabes
fue de los argentinos, que por sabido se calla,
y de los coletos
como se les llama a los oriundos de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas,
como es Laila]
significa maestro,
de aquí que
el árabe
a los hispanoparlantes
les borró -a fuerza de sincretismos trasnochados-
el voseo por la vía de reverenciar a todo mundo como
maestros.
La resistencia al Usted de los árabes
fue de los argentinos, que por sabido se calla,
y de los coletos
como se les llama a los oriundos de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas,
como es Laila]
Y volvió a acostarse conmigo y nos amanecimos luchando
sin agresión ninguna entre su acercamiento y mi
negativa.
Le decía, siempre quedito y en un francés de aprendiz apresurada, no haber venido al "Congreso de Cineastas Tunecinos" en Mahdía para hacer el amor con el presidente de la Asociación.
Le decía, siempre quedito y en un francés de aprendiz apresurada, no haber venido al "Congreso de Cineastas Tunecinos" en Mahdía para hacer el amor con el presidente de la Asociación.
En la mañana estábamos pálidos los dos.
A Él se le notaba menos:
las mejillas de los bereberes del norte de África son ligeramente pigmentadas pero sus ojos verdes claros estaban irritados, como irritados estaban el día que lo conocí en los andenes de la Central de Trenes de la capital de Túnez.
Fui a caminar a la playa;
él me dejó sola mientras a distancia seguía mis pasos.
Llegamos juntos al desayuno con los otros 42 chicos que
venían de todas partes de Túnez para quedarse dos días en esa reunión que
inauguró Abdulwahab Labidi
El Presidente de Jóvenes Cineastas de Túnez
Quien me invitó a aquel evento con el olor
[Penetrante, profundo, insoslayable
premonitorio
como a jazmines
olía la casa donde nació
Laila.
La casa estaba ubicada al sur de la ciudad de San Cristóbal de Las Casas
justo por donde huyeron los zapatistas
el 1 de enero de 1994].
La casa estaba ubicada al sur de la ciudad de San Cristóbal de Las Casas
justo por donde huyeron los zapatistas
el 1 de enero de 1994].
Cuando terminó el evento
me invitó a
caminar
hasta el Cementerio de Mahadía
me invitó a
caminar
hasta el Cementerio de Mahadía
Todas las tumbas apuntando hacia la Meca
Abdulwahab Labidi
cabeza del Congreso de Jóvenes
Cineastas Tunecinos
donde yo
fui
la seule femme...
Cineastas Tunecinos
donde yo
fui
la seule femme...
Que en castellano de Almagro
significa
La Única Mujer.
A Él
con amor profundo
le dedico este capítulo de mi irredenta novela
El Desamor en los tiempos del Chikungunya,
El Desamor en los tiempos del Chikungunya,
con el deseo ferviente de que haya transitado con vida
las baldosas invernales cubiertas de jazmines.
las baldosas invernales cubiertas de jazmines.
Enfatizo, con todo el profundo agradecimiento que llevo en mi alma,
que Él me permitió borrar en mi el nombre de Amaranta y los 100 años de Soledad
que me cargaba desde que tomé la decisión de irme a estudiar a Francia
aquel 2 de octubre de 1968.
Abdulwahab permitió
aquel 2 de octubre de 1968.
Abdulwahab permitió
mi fluir en oleadas
vitales
intensas
únicas
siderales con los ecos del nombre de Laila.
La hermosa princesa de un libro de
poemas árabes de amor
que Eric Clapton
consagró
en 1972,
cuando empezó su popularidad
hasta colocarse en el 27° lugar
de las 500 mejores Canciones
de todos los tiempos.
únicas
siderales con los ecos del nombre de Laila.
La hermosa princesa de un libro de
poemas árabes de amor
que Eric Clapton
consagró
en 1972,
cuando empezó su popularidad
hasta colocarse en el 27° lugar
de las 500 mejores Canciones
de todos los tiempos.
Nota final: Yo supe del nombre de Laila en Túnez cuando conocí a Abdulwahab Labidi. La letra de la canción de Layla, compuesta por Clapton, la escuché por primera vez -obviamente poniéndole atención a la letra- cuando empecé a escribir El Desamor en los Tiempos del Chikungunya el 27 de julio del 2015 en el Istmo de Tehuantepec...
justo cuando mi nieta cumplía 10 años
y mi padre 81, de no haber fallecido.
y mi padre 81, de no haber fallecido.
Vean Satín Rojo,
y, después sin compromiso alguno,
platiquemos sin hablar de cine tunecino.....
y, después sin compromiso alguno,
platiquemos sin hablar de cine tunecino.....






Joao Adilson Balderas Alarcón, director creativo y percusionista sin límites comenta después de haber leído "De Amaranta a Laila": Te veo en esos lares, donde el té es avenida de las flores y los cantos, mesitas y cojines entrelazados de mar y arena, siento el suspiro de más de cien y endulzando el corazón de ese caballero. Te conozco ahora más y me invito a los cortometrajes de esos cineastas que predijeron tus cantos y frutos de vida.
ResponderEliminarQuerida Paty Torres: es un cuento muy dificil de leer porque lo escribí en mi alma y su geografía está en el cosmos de los sentimientos. Así que si quieres leerlo y llegar al fondo de su significado, hazlo le to y pregúntame cualquier cosa al respecto
ResponderEliminarHola querida Reyna:
ResponderEliminarLeí el texto. Las imágenes concuerdan con lo escrito. No veo problema en ello.
Es un estilo distinto al de un libro convencional porque usas los medios que te da la nueva tecnología (ya no tan nueva jejeje) y creo que lo haces para ubicar al lector en un espacio y en un tiempo vivido por ti. Te agradezco que me acerques a una partecita de tu vida; y, a la vez, hagas ese recuento de cómo llegaste al nombre de Layla o Laila, que ahora es el nombre de tu amadísima nieta (que por lo que señalas ya anda en los 20). Por último, también observo tu prosa que de repente quiere romper con el canon para volverse melodía.
Te envío un abrazo fuerte
El comentario que voy a escribir lo envió Luis Reyna a mi celular, y decidí trascribirlo yo.
Eliminar(Comentario de Luis Reyna a mi celular): Me gustó mucho, tiene una muy buena narrativa, los saltos narrativos están bien logrados. Así se construye un mito propio, un nombre que lleva historias. Entiendo bien la idea de amaranta la bella y su conversión a Laila. Tambien que nombre tan bello!! El árabe en nuestro castellano nos vincula no sólo lingüísticamente sino culturalmente al norte de África y de forma muy especial al antiguo Egipto. Los falsetes de nuestra música se perfectamente rastrear hasta la música del gran Ramses o el mismo Keops, y mejor aún a la fella filosofía de Aberroes o maimonides. Más el lado femenino de la voz y la música de la palabra, Laila también nos une a las bellas mujeres del Norabrica y sus avatares en los desiertos.........
ResponderEliminarLuis Reyna