EN BUSCA DEL ARCO DEL TIEMPO
A finales de enero del 2010
caminé serenamente desde la casa de
ubicada en la ciudad de Cintalapa
siempre allá en Chiapas,
siempre allá en Chiapas,
desde que todo aquello formaba parte del Occidente de Guatemala
Encaminaba mis anhelos al
el mismo que empezó a latir en
la añeja cartografía desde 1545
En un local de transporte público abordé un camioncito para alcanzar la jurisdicción norteña del municipio de Cintalapa, jurisdicción perteneciente al polígono de la Reserva de la Biósfera El Ocote de acuerdo al plumazo cartográfico del 2000 de Julia Carabias Lillo, Secretaria de Medio Ambiente y Pesca de Ernesto Zedillo (1994-2000). Esta decisión elevó a 62,952,750 hectáreas ocupadas por Reservas de la Biósfera, las cuales constituyen el 69 por ciento de todas las áreas bajo el régimen de protección ambiental.
Viajando hacia el Norte sobre el lomo del Corredor Biótico Chimalapas-Uxpanapa de la Selva Zoque, mi cabeza se hundía en el cristal de la ventanilla del camioncito, tratando de recordar la tesis de maestría en Desarrollo Regional Rural de la Universidad de Chapingo, sede San Cristóbal de Las Casas, que le dirigí a Roberto Hernández Ugalde entre 1999 y 2000; y ciertamente, no hizo más que arrancar aquel camioncito, que yo en correr el celuloide de algunos datos estrujantes que Roberto proveyó sobre el autoritarismo vestido de participativo con el que se "planificó la ampliación" de la Zona de Protección Forestal y Faunística de la Selva Zoque, reduciéndola al ridículo concepto de "Reserva de la Biósfera el Ocote", porque, valga la explicación, "Selva Tropical" es un ecosistema donde crecen árboles como el cedro y la caoba, mientras "ocote" es el nombre de la madera blanda de los pinos que crecen en los bosques templados. Como ven, el puritito nombre era una reverenda perdición.
Sin embargo, lo que yo recordaba de la tesis de Roberto diez años después de que se titulara y la premiaran como la mejor, era como un eco de imágenes brotando a borbotones que ahora me embebían en el monstruo geológico de El Arco del Tiempo, aquél que se eleva a quinientos metros desde el espejo del agua como parte de un paisaje cárstico de rocas cóncavas que rodean al río de la Venta que ahora desemboca en la Presa de Malpaso, también monstruosa, y que está en el área del ejido General Cárdenas,
justo donde Roberto Hernández Ugalde había hecho su trabajo de campo entre 1999 y 2000 para titularse como maestro en ciencias.
justo donde Roberto Hernández Ugalde había hecho su trabajo de campo entre 1999 y 2000 para titularse como maestro en ciencias.
Cuando me subí a aquél camioncito, puse sobre mis piernas un libro bien gordo y grandote con ilustraciones a todo color y, según los créditos, escrito por personas de apellido italiano sin excepción, coordinadas por el arqueólogo Davide Domenici, de la Universidad de Bolonia, una ciudad italiana muy hermosa donde Carlos I de España se coronó como el Emperador Carlos V del Sacro Imperio Romano Germánico en 1530.
-Después de un viaje muy rústico de casi 50 kilómetros, te vas a bajar en el ejido Adolfo López Mateos; allí, mi cabaña te abrigará cuando el "Tigre" duerma.....
-¿Cómo? Yo que voy en pos del Arco del Tiempo, me tengo que bajar antes para abrigarme de un Tigre, cuando éste dorma?- Me preguntaba a mí misma con una sensación de azoro y desencanto de no poder llegar al Arco del Tiempo en el instante mismo del Octavo Cronos.
Esa noche, cuando taciturna regresaba a casa de Esperanza, recordé a Roberto Hernández Ugalde, quien había sido testigo de la ampliación del territorio de la Reserva en el año 2000 dejando testimonio de la ampliación de la reserva de 48,140 a 101,288 hectáreas, y sin que se modificara el polígono original se daba por terminada la expropiación de La Selva Zoque culminando así el despojo de 30 mil hectáreas al cerrarse, en 1966, las compuertas del embalse de Malpaso.
Y en mi cabeza estalló un:
-¡Que alguien me explique! ¿Qué hicieron con las 53,148 hectáreas que se quedaron sin su polígono? Con el tiempo me percaté que esa información estaba en la caja fuerte de académicos renombrados en geología, arqueología, espelología y etnografía de las universidades de la Bota Itálica.
[Davide ma non di Michelangelo,
es el único arqueólogo que ha estudiado el sitio de López Mateos llamado El Tigre...
¡otro equívoco colonizador como el de Selva Zoque por Ocote!
Notita: En la Selva Zoque no hay tigres,
hay jaguares]
En ese librote que leía toda enjuta en mi asiento, Domenici escribe que El Tigre -lugar al que me dirigía- se clasifica dentro de los "sitios monumentales primarios" caracterizados por su ubicación en la cumbre de cerros donde se construyeron grandes basamentos artificiales contenidos por murallas megalíticas. El gran basamento, que a menudo supera una hectárea de extensión, soporta la plaza central y sus edificios principales, mientras que otros edificios monumentales se disponen sobre las laderas degradantes de los cerros, que confiere a estos sitios una morfología general que podemos definir como "convexa". En todos estos sitios monumentales primarios que suman 14 en toda la Selva Zoque, sin contar con los que quedaron bajo el agua de Malpaso, en la gran plaza, encontramos un juego de pelota en forma de I.
[La cabaña de Rafael Farrera se encuentra
como los "otros edificios monumentales"
construida en una ladera degradante de un cerro]
Para mi fortuna, los representantes estaban en una reunión, y una vez que me presenté, les pregunté a rajatabla: ¿Dónde está el juego de pelota de El Tigre...silencio...En Forma de I.....silencio...
más silencio....les dibujé en el pizarrón la I...Les conté lo que era El juego de Pelota...
Súbitamente una mujer como de unos 50 años, se incorporó y con un:
"Yo también soy Moguel"
extendió su brazo derecho hacia la cancha de fútbol,
donde la mujer con apellido euskera señalaba
"Yo también soy Moguel"
extendió su brazo derecho hacia la cancha de fútbol,
donde la mujer con apellido euskera señalaba
grandes apilamientos de piedra caliza hecha añicos
mientras la cancha lucía precisa para jugarse un buen partido de fútbol.
mientras la cancha lucía precisa para jugarse un buen partido de fútbol.
Un silencio sepulcral me acompañaba en mi andar hacia el centro de la cancha donde me desplomé de rodillas y con el filo de mis puños golpeaba la tierra mientras el
Arco de otro Tiempo me ahogaba en llanto.
Desde la caseta de telefonía rural me llamaron por un magnavoz y
al levantar el auricular oí la voz cálida de Sebastián Moguel Marín:
¡Tía, véngase a la fiesta de nuestra señora La Candelaria!



Reyna, muchas gracias por este escrito... memorias corporales llegaron a mí... hace 20 años ya de mi paso por esos lugares... recuerdo mis caminatas de López Mateos a General Cárdenas y viceversa... época de acompañar la formación de promotores/as de salud, parteras, jóvenes... y mi indignación de ese entonces por el disfraz participativo para la toma de decisiones que afectan la vida de las personas y de los ecosistemas... indignación que sigue presente en tantos otros sucesos vestidos de la misma parafernalia y dónde sólo cambian los usuarios de las máscaras demagógicas... me impactó tu narración ya que no reparé en su momento en esta historia...
ResponderEliminarY me entristece saber que el Arco del Tiempo sigue siendo "propiedad" italiana... y que la ignorancia y el abandono se ven reflejadas en acciones inocentes que sepultan nuestra historia...
Gracias también por ayudarme a recordar y honrar tu acompañamiento apasionado y profesional; gracias a ti aprendí a redactar concreta y coherentemente... tus lecciones se quedaron grabadas y me siguen acompañando hoy en día, ahora que me toca acompañar a otras personas...
Un abrazo grande hasta donde estés, con toda mi admiración y respeto...
Roberto
Querida Reyna, tu redacción siempre será única, me lleva de un hilo de una idea a otra y, por lo mismo, no puedo dejar de leer sino hasta el final.
ResponderEliminarTe agradezco de manera sincera que me hagas partícipe de tu amor por nuestro México, especialmente por nuestro Sur, así como de tu dolor por las maravillas que dejamos ir, algunos por ignorancia, y otros por dolo.
Sigue escribiendo y pegando los pedacitos que las experiencias dejan. Nuestra búsqueda por los parajes de la existencia no siempre es grata: nos damos cuenta del dolor que nos infringieron y del dolor que infringimos, pero eso no nos hace ni mejores ni peores, nos hace humanas. Por eso sólo es válida la reconciliación con una misma, en un proceso íntimo, amoroso, en el cual dejamos ir lo que nos hace daño.
Y aquí seguimos en este México dual, maravilloso y terrible.
Gracias Carmen! Gracias por tu mirada profunda en mi alma.
EliminarEstimada Reyna
ResponderEliminarTienes una maravillosa forma de plasmar tus vivencias en un estilo literario muy poco común, en el que nos transportas a diferentes planos del pasado, presente y futuro de forma simultánea y nos obligas a también tener las mismas sensaciones que compartes.
Tu contribución al proyecto de rescate y preservación de nuestras riquezas naturales del sureste de México serán, con toda certeza en beneficio de nuestros pueblos originarios a quienes la Cuarta Transformación los está, por primera vez en muchos años, tomando en cuenta para insertarlos en El Progreso que por centurias los han negado.
Así que tus ancestros traviesos dejaron descendencia desde el siglo XVI Moguel por aquellos lugares. Seguramente se te sacudió tu mundo verdad? Y me imagino que por tus venas recorrieron genes que te gritaban: “ Aquí estamos junto a ti, con un pasado común” Que hermosas vivencias Reyna.
Saludos
David González Serna
Querido David: Hace ya casi 5 años que leíste este cuento y comentaste que tenía la capacidad de transportar al pasado, presente y futuro simultáneamente. Hoy quisiera transportarte al presente para preguntarte si sería capaz confundirte con otra persona habiéndote visto desde lejos tu pelo negro y tu tez más obscura después de una noche tormentosa donde todo lo dicho se había confundido con la nada. Tus decires me ahogaron en la mayor bruma afectiva de mi vida. Así que te pido de favor que lo vuelvas a leer y me digas si puedes sostener lo que me escribiste en un mansaje de whatsap.
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